viernes, 14 de enero de 2005

Un poco de seguridad.

Impacto de la prevención situacional contratada por privados.
Las medidas de prevención situacional privadas, son aquellas que pueden adoptar los ciudadanos, sea a título individual sea en asociación. En la práctica apuntan a una variedad de medidas que van desde la contratación de guardias privados a la colocación de sistemas de seguridad: rejas, alarmas, camaras de circuitos cerrados, reemplazo de medios de pagos a fin de disminuír las ganancias eventuales que pueden conseguirse mediante el délito, etc. Ellas buscan proteger ciertos bienes de propiedad particular.
En general, el testimonio de los entrevistados, acusa un impacto de este tipo de medidas sobre su actividad delictual. Dicho impacto varía, obviamente, según la medida de que se trate y el tipo de délito del que se quiere proteger.
Una de las medidas, que aparece como de las más exitosas, se refiere a la desición de ciertas empresas, con un número significativo de trabajadores, de reemplazar el pago de dinero en efectivo por el uso de tarjetas que permiten que el empleado gire su sueldo del déposito hecho en algun banco. Varios entrevistados que asaltaban con datos acerca de los dias de pago en ciertas empresas, sobre todo de empresas constructoras, cuentan como la introducción de estas medidas ha significado casi el fin de esa actividad delictual.
Otra de las medidas tenidas como de amplios resultados corresponde a la instalación de ciertos locales comerciales de cámaras de filmación ocultas. Dado que el delincuente no puede percatarse de su existencia, éstas cámaras tienen un efecto bastante inhibidor: el mechero o el asaltante solo pueden intuírlas y, en consecuencia, de robar tiene que hacerlo a sabiendas de que existe la posibilidad de ser filmado y que quede una prueba indiscutible del hechor.
La profusión de guardias privados, alarmas de gran sofisticación, cámaras de circuitos cerrados que caracteriza a los sectores mas pudientes de Santiago también surte efecto. Varios de los entrevistados sotienen que, dadas esas medidas de seguridad, robar en en esos barrios se ha puesto muy difícil. Un monrero opina que: "Esta imposible la monra en sectores bacanes. Ahora uno no camina ni media cuadra en Vitacura, Lo Barnechea, porque lo paran a uno y lo sacan por la forma de andar, por la forma de vestirse. Ahora ahí esta todo acordonado, cerrado, con guardias privados, circuitos cerrados y todo eso."
El efecto de guardias privados y de alarmas en locales comerciales, es sin embargo, bastante menor. Dado que allí ingresa publico, el delincuente supone que los guardias han de actuar con exagerada prudencia y que las alarmas no pueden ser muy sofisticadas para evitar molestias a los clientes. De allí que, en ese contexto, guardias y alarmas no se perciban como un obstaculo insalvable.
Salvo la profusión de guardias privados que existe en los sectores más pudientes de la ciudad, las medidas privadas de control dejan incólume el trabajo de los cogoteros. Lo mismo sucede con los asaltantes que trabajan con datos pues el dato da cuenta de las eventuales medidas de seguridad, permitiendo preverlas.
Cabe, por último, señalar que este tipo de medidas de control privado implican servicios sofisticados y costosos, de allí que tiendan a concentrarse en los sectores de más altos ingresos de la sociedad.
Antecedentes extraídos del trabajo de investigación "Planificación de la actividad delictual en caso de robo con violencia o intimidación", efectuado por el Centro de Estudios de Seguridad Ciudadana, de la Univiersidad de Chile.

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