lunes, 17 de mayo de 2010

En 50 años (y muchos más) algo debe aprenderse

Esta semana ya se cumplen 50 años desde la ocurrencia del gran terremoto y posterior maremoto que afecto al sur de Chile en el año 1960.

Tuvimos con un margen muy escaso -en terminos porcentuales- casi exactamente 50 años después un recordatorio potente que estamos viviendo en un país sismico y que debemos saber vivir con esa realidad.

En el intertanto muchos terremotos que al parecer no sirvieron mucho para remecer la conciencia y la actitud de las autoridades, (no todas) tal como se ha hecho con el ocurrido el pasado mes de Febrero.

Es importante ver la Sesión Especial del Senado que el año 2009 trató el tema para analizar si el país estaba preparado para enfrentar estos desastres naturales, pués la inquietud existía entre -por lo menos- los H. señores Senadores. Esa sesión se puede ver en éste mismo Blog, en las Entradas del mes de Marzo del año en curso.

Con estos dos fuertes terremotos y maremotos, además por cierto de todos los otros que han ocurrido en el intertanto, y antes también, como el de Valparaíso en 1906 y el de Chillán en 1939, ¿alguna persona puede pensar que no volverán a ocurrir sismos de mayor envergadura en Chile?. Lo cierto es que volveran a ocurrir y se debe trabajar para enfrentarlos de la mejor forma posible, evitar como ya hemos dicho hasta el cansancio en éste mismo Blog, la improvisación, que solamente aumentará las posibilidades de un fracaso.

En forma lamentable estamos viendo que las actuaciones de las autoridades están siendo investigadas en dos ámbitos, una en la H. Cámara de Diputados y otra en la Justicia Civil, para analizar las eventuales responsabilidades de cada quién, lo que por cierto no es lo que se esperaba, sino que las cosas se hubieran hecho bien.

Las lecciones que se deben haber aprendido el año 1960, más las que en forma obligada deben aprenderse en el día de hoy, deben señalar a las autoridades a trabajar en forma más intensa en la planificación de la forma de enfrentar estos desastres naturales y otros que en forma frecuente azotan al país.

Y por cierto que si ahora se hace con los terremotos y maremotos, tambien se debe hacer con todos los demás riesgos de origen natural a los que el país se encuentra expuesto, pues no vaya a ocurrir por ejemplo una gran nevada y se diga que no se estaba preparado para ello por su magnitud, que fue la mayor nevada de los últimos 50 años por ejemplo, o la mayor lluvia o los frios más intensos, para todo eso y mucho más el país debe estar preparado.

Y también para los riesgos de origen antropicos.

editor

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