Resulta francamente impresionante (y ciertamente preocupante) ver las noticias con escenas de las inundaciones que han azotado a varios países en estos últimos días, entre ellos Brasil y Australia.
La interrogante nace de inmediato ¿estaremos preparados para resistir lluvias tan intensas?
En esta materia existen algunos otros aspectos importantes que se deben tener en mente, como por ejemplo si las represas existentes pueden tener la capacidad de resistir el almacenamiento de tanta agua y llegado el momento como se debe liberar una parte de ella a objeto de precaver daños mayores.
No tengo dudas que las empresas deben haber pensado en ello, pero ciertamente con una cantidad limitada de lluvias y no con una cantidad de agua que pueda hacer peligrar esas represas.
Para esos momentos en que no se ha planificado debidamente, generalmente existe una frase que dice aproximadamente así: "Este desastre es el mayor que ha sufrido nuestro país en muchas décadas y ciertamente los planes realizados no contemplaban este grado de destrucción". Se escuchó el pasado 27F, a pesar de haber sufrido en 1960, el mayor terremoto registrado por el hombre.
Afortunadamente en Chile, últimamente no se han registrado lluvias tan intensas como las que uno recuerda de antaño. Me recuerdo que luego de una auditoria en una empresa en que trabajaba, y viajando desde Puerto Montt a Santiago por los años 1978, en la séptima u octava región el bus (en ese momento existía el bus Varmontt) debió detenerse pues era tal la cantidad de agua existente que no se podía avanzar. Para donde uno mirara, había agua, imagenes parecidas a las de hoy en Australia.
El problema es que si no existen planes de emergencias, tal como lo ha constatado la Comisión de Desastres Naturales, dificílmente se pueda estar bien preparados para enfrentar una situación como la comentada.
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