En la entrada anterior estaba escribiendo sobre los daños que deben soportar las personas que han sido afectadas por una situación de sequía, entre los que se cuentan en forma indudable los daños económicos.
El pasado terremoto, según han informado las autoridades de gobierno, ha hecho pasar la línea de la pobreza 500 mil chilenos, por cierto una cantidad bastante importante, personas que han pérdido muchos -sino todos- sus bienes.
Muchas de esas personas podrán con el esfuerzo que ello involucra y con el transcurso del tiempo, volver a tener los bienes que tenían antes del 27F, pero a muchos -y principalmente las personas mayores- desafortunadamente, les costará mas o incluso no llegarán a recuperarse. Esta situación no es nueva y se presenta siempre luego de cada desastre.
Esa es una de las tantas razones que se deben tener en mente al momento de decidirse a la implementación -entre otras actuaciones- de un Plan de Emergencias sea de Protección Civil, o uno de Autoprotección.
Por ejemplo las personas del edificio Alto Rio, que al parecer son muchas de ellas jovenes, con toda seguridad podrán recuperar sino todo, gran parte de su patrimonio en su vida, pero a aquellas personas adultas mayores que se les cayó la casa en la cual vivian en el campo o en las afueras de la ciudad, o en la misma ciudad, ¿podrán recuperar su patrimonio?
Existen muchas otras situaciones a tener en mente para lograr ello, la calidad y material de construcción, el sector en que se ubicará la propiedad en el sentido de si genera o no más vulnerabilidad, el tamaño de la construcción, la propia calidad del terreno en que se construirá, etc. etc.
Vendrán nuevos desastres naturales como el terremoto, maremoto, lluvias intensas, nevadas intensas, erupciones volcanicas, sequías, y otras, y ciertamente los daños económicos son cada vez mayores con cada desastre de iguales proporciones. Afortunadamente los daños en vidas humanas han ido disminuyendo, a pesar que las del pasado 27F, no fueron pocas.
Por ejemplo el terremoto de Chillán del año 1939, produjo cerca de 40.000 victimas fatales, y el terremoto y maremoto del año pasado, un poco más de 500, que igual son muchas para un país como el nuestro.
Entonces para muchos un terremoto termina luego del movimiento sísmico, he conocido personas a las que solamente se les quebró un vaso, pero infortunadamente para muchas otras, es solamente el comienzo de un pesado camino que nuevamente deberán recorrer, y sin tener la certeza siquiera que podrán lograr la vida que tenían antes del desastre.
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