En un tragico accidente falleció en Santiago un trabajador que se desempeñaba como cuidador de autos.
El accidente se produjo cuando le cayó una luminaria del alumbrado público golpeándolo en la cabeza y causándole la muerte en forma instantanea.
Luego de producido el accidente fatal -como casi en todos los casos- comienza el trabajo de deslindar responsabilidaddes de las organizaciones que se encuentran o pudieran verse afectadas en el accidente. En este caso son la Municipalidad respectiva y la empresa chiletra.
Esta ya emitió un comunicado que indica que el poste desde donde cayó la luminaria es de propiedad de la Municipalidad, ésta última no ha dicho nada.
Todas estas situaciones se producen pues saben que luego vendrá una demanda judicial interpuesta por los familiares del trabajador fallecido persiguiendo una indemnización por el daño material y moral causado.
Estas son las situaciones que se deben preveer al interior de la empresa, y ello se logra cumpliendo en forma estricta con las exigencias legales, sobre todo con el deber de cuidado de la salud y la vida de los trabajadores, establecido en nuestra legislación laboral.
En este caso -al parecer- el trabajador no pertenecia a ninguna empresa, sin embargo he querido comentar este trágico accidente, pues demuestra la importancia económica que adquieren los accidentes luego de producidos, por supuesto sin menoscabar en ninguna parte, el dolor de los familiares de la victima.
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