Es posible aplicar el concepto de resilencia desde dos puntos de vistas: a) desde el punto de vista de las organizaciones y b) desde el punto de vista de las personas.
Si miramos hacia las organizaciones, una municipalidad, una gobernación, un edificio, un condominio, una empresa, un hospital, un centro de estudios, u otra, la resilencia será la menor o mayor capacidad que se tiene para soportar adecuadamente una situación destructiva a traves de la capacidad para gestionar y mantener ciertas funciones y estructuras básicas durante contingencias y también su capacidad de recuperación luego de ella.
Desde el punto de vista de una persona individualmente considerada, es su capacidad de soportar la presión que le pueda provocar una situación que le genere mucho sufrimiento.
Algunas situaciones -como un terremoto- pueden originar daños tanto a las organizaciones en su conjunto, organizaciones y personas y es posible entender la resilencia de la sociedad para soportarlas.
Otras situaciones -individuales ya- van a afectar a unas pocas personas que pueden ser incluso solamente de una familia, como por ejemplo la muerte imprevista (e incluso las previstas) de uno de sus miembros.
Es entendible entonces que la resilencia de una sociedad o una parte de ella, como por ejemplo de una organización, es más complicada de desarrollar, en atención a que se debe -por decirlo de alguna manera- extender una malla social entre varios de sus componentes, para obtener la capacidad de enfrentar situaciones desastrosas y poder recuperarse.
Es más complicada, pues si previamente no se realiza un trabajo en ese sentido, una vez enfrentada la situación real, y perdida o no existiendo la organización necesaria para sobrepasar el desastre, puede originarse un caos.
En el aspecto individual puede resultar más fácil comprender la resilencia pues será la capacidad que tenga la persona para soportar aquellas situaciones que deba enfrentar y que le exijan un comportamiento incluso más allá de lo normal, y que a veces resulta dificil de comprender a quienes no hayan experimentado la misma situación.
Sin embargo, en ambos casos, la planificación para enfrentar situaciones de emergencias, va a tender a generar o fortalecer la resilencia, la capacidad que se tiene para soportar esas situaciones. Este trabajo es de suma importancia atendida lo dinámico de las organizaciones, en que siempre las personas y ellas mismas se encuentran en movimiento.
Por ejemplo en una ciudad se crean cada día nuevas organizaciones y otras desaparecen, generando en oportunidades nuevas situaciones de riesgo y también desapareciendo otras. En un edificio por ejemplo, llegan y se van arrendatarios, cambian las personas afectadas por la planificación.
En consecuencia la importancia de la planificación radica en su permanencia, ya que cambiando las organizaciones y las personas, la planificación debe mantener su nivel y, si debe cambiar, que sea para aumentar la rigurosidad del trabajo, pero nunca en su desmedro.
Esa planificación finalmente se va a traducir en la mayor o menor capacidad de una organización o de una persona para resistir situaciones de presión originada por ejemplo por un desastre.
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